¿Qué tipo de rizo tengo? Una mini guía con amor propio y sin reglas rígidas

Si estás pensando en dejar atrás los alisados, las planchas y empezar a reconectar con tus rizos, primero que nada: te abrazo, hermana.
Iniciar la transición capilar no es solo dejar crecer el cabello, es cuestionar todo lo que nos dijeron sobre la belleza, sobre lo que está “bien” y lo que no.
Yo, criada entre cremas alisantes y peines calientes, lo viví en carne propia. Y ahora que llevo años caminando del lado rizado de la vida, quiero compartirte cinco cosas que me habría gustado saber antes de comenzar este viaje:
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Cuando te ves en el espejo durante la transición, no siempre reconoces lo que ves. Tienes raíces rizadas, puntas lisas, texturas mezcladas y sentimientos encontrados. Pero poco a poco, esos rizos que aparecen no son solo pelo: son pedacitos de tu historia queriendo salir a la luz. No los ignores, escúchalos.
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Tu rizo no va a “definirse” de la noche a la mañana. Y no, ningún producto mágico lo hará crecer más rápido. La paciencia se convierte en rutina, y la rutina en autocuidado. Porque aprender a cuidar tu cabello es también aprender a cuidarte a ti.
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Hay días en que nada funciona, el frizz te gana y el espejo no ayuda. Es parte del proceso. No es un retroceso, es solo una curva del camino. Date permiso para descansar, para peinarte distinto o incluso para recogerte el cabello sin culpa.
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No tienes que hacerlo sola. Rodéate de personas que celebren tus rizos contigo. Busca cuentas en redes, salones que te entiendan, amigas que estén en lo mismo.
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No importa si es más abierto, más apretado, con menos volumen o más esponjado que el de otra persona. Tu cabello no es un “antes” ni un “después”: es tuyo, y eso lo hace suficiente.
Deja de compararte y empieza a descubrir tu propia belleza natural.
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La transición capilar no es fácil, pero es profundamente transformadora. No te prometo que será rápido, pero sí te aseguro que vale la pena. Porque cuando por fin veas tus rizos en todo su esplendor, vas a entender que lo que floreció no fue solo tu cabello… fuiste tú.